Hugo Tapia Cuba is Physiotherapist graduated from Hogeschool Van Amsterdam.
Como todos los días desde hace ya un mes, me desperté a las 4:30 de la mañana para tomar un desayuno consistente y preparar mis cosas para el trabajo y tal vez algo extra por si ocurría un imprevisto. Uno nunca sabe lo que puede suceder en la selva amazónica, los días nunca son iguales, la temperatura a veces llega a 45 grados centígrados y 95% de humedad, imagina una sauna, justo esas son a veces las condiciones en las que me tocaba trabajar, caminando por el monte con miles de mosquitos que se alimentaban de mi y sobre todo prestar atención donde apoyaba los pies, tratando de esquivar puntas filudas de bambú que quedaban después de que se procedía con la poda semanal para limpiar los senderos de la maleza y otras plantas las cuales crecen inexorablemente luchando entre ellas y tratando de ganar un espacio hacia la luz, o tal vez atento a no atravesarme en el camino de una manada de pecarí (“monte cuchi” o chanchos de monte) o pisar a una serpiente. No llevaba antídoto conmigo y eso no me daba mucha confianza, pero al menos sabia que si algo no iba bien los trabajadores de Lodge donde me refugiaba saldrían a buscar al “Biólogo”, así es que me llamaban. Gente muy trabajadora, y seguramente con otra percepción de las cosas importantes en la vida, sencillos, honestos pero sobre todo generosos al momento de transmitir sus experiencias y conocimientos a este joven de la ciudad que llegaba como asistente de una “Biologa gringa” del Reino Unido para completar los estudios de investigación del “Doctor” que estuvo allí una vez al año por casi 5 años pero que esta vez no pudo porque tenia que dictar clases en la Universidad en Paris.
La primera parte de mi día comenzaba con el atravesar la “cocha” (lago que deja el rio al cambiar su curso) con una pequeña canoa de servicio a los trabajadores, eran al menos unos 40 minutos que se necesitaba de viaje para llegar al extremo mas alejado, de allí comenzaba una caminata en el monte de casi 2 horas hasta llegar al punto donde se encontraba la zona de estudio, “la ccolpa”. Este era un punto excavado por el rio y que al cambiar de curso dejo abierto una superficie de minerales de los cuales muchos animales de la jungla se alimentaban, estos sirven para limpiar sus organismos de la gran cantidad de taninos que contiene su dieta, podemos decir una especie de laxante natural.
Estos sitios son muy conocidos y estudiados sobre todo en el Africa, parte fundamental de la dieta de elefantes. En Sur América muy conocidas son las Ccolpas de Guacamayos, pero hasta ese entonces poco se sabia de otros animales que usaban estos minerales en su dieta y esta era la razón de mi interés y como objeto de estudio en mi tesis. El lugar se encontraba en una pequeña colina con cuatro puntos precisos para acceder a dicha ccolpa pero rodeado con grandes arbustos y arboles de media dimensión, la ccolpa estaba casi siempre húmeda porque había un pequeño orificio de donde discurría el agua de la profundidad del suelo, que en la foresta es muy acido por la cantidad de hojas y plantas en descomposición. Apenas llegaba al sitio, me dedicaba a documentar las características diarias del terreno, medir y fotografiar las huellas de los animales que estuvieron allí presumiblemente por la noche como los tapires o al atardecer como venados, ardillas, diferentes especies de palomas y otras aves, los chanchos de monte y el mas interesante, el “spider monkey” o mono araña, de gran importancia en la biodiversidad de la foresta amazónica, pues es uno de los pocos que mantiene una dieta variadísima a lo largo del año y por consiguiente un factor fundamental para incrementar la dispersión de las semillas en grandes áreas de foresta cuando defeca.
Ese día estaba transportando la arena húmeda desde la orilla del rio en un saquillo de rafia hacia el inicio de cada punto de acceso para preparar trampas de arena, que servían para capturar las huellas de los animales que pasaban por allí para alimentarse de la ccolpa, pues en la misma ccolpa eran irreconocibles por la cantidad de actividad. Mientras me encontraba preparando la segunda trampa de arena, un frenético ruido de dientes que crujían me hizo saltar hacia el árbol mas cercano y treparlo con celeridad. Era un grupo de pecaríes que pasaban por allí y que cuando tiene miembros jóvenes suelen ser muy agresivos con lo que se les cruza por su camino, el grupo de al menos 20 estuvieron comiendo pequeños brotes de plantas y casi destrozaron mi mochila. Evidentemente la caja metálica donde llevaba mis galletas no les agradaba, después de casi media hora comenzaron a moverse y desaparecieron en la foresta. Mis trampas estaban completamente destruidas, así que tuve que traer mas arena y rehacer todo desde el principio ya que no podía dejarlo todo así pues al día siguiente no tendría datos para recolectar. Yo sabia que era tarde pero mis deseos de obtener mas datos me obligaron a tomar una decisión crucial que cambiaría el rumbo de los acontecimientos, y así decidí quedarme a completar las cuatro trampas. Cuando acabe sentí una sensación de satisfacción y alegría pero inmediatamente tuve conciencia de la realidad y me di cuenta que era tarde, y por tarde quiero decir las 5 pm. Lamentablemente cuando uno esta en la jungla vista la cantidad de vegetación que cubre el cielo y la disminución de luz, a esa hora comienza ya a oscurecer y tratar de caminar por la noche no es aconsejable porque nuestros ojos y sentidos no están habituados a ello, pocas especies y sobre todo predadores salen a cazar y alimentarse de noche.
Prepare la mochila, no tuve tiempo ni para comer, la única cosa que pude hacer fue meterme un dulce de limón en la boca y comenzar mi marcha de regreso hacia la canoa, que en condiciones normales de luz se encontraba a dos horas de distancia a buen paso, obviamente estaba corriendo contra el reloj.
Con paso acelerado al inicio y luego casi corriendo, tomando en cuenta siempre donde pisaba seguía el camino, en un momento tuve que parar para ponerme la linterna en la cabeza y así poder acelerar aun mas en mi recorrido. El machete en la mano derecha me ayudaba a eliminar ramas caídas o apoyarme en las salidas empenativas. Ahí, en medio de mi plena frenesia, siento el impacto de algo grande y pesante a unos metros de distancia, alzo la mirada y me doy con un espectáculo que me dejo congelado, era un puma, de un color anaranjado fuertísimo, había apenas saltado hacia el tronco de un árbol caído y me observaba con esos enormes ojos, ese instante duro para mi toda una eternidad- y a un cierto punto la luz de mi linterna de cabeza desaparece!..Estaba completamente obscuro, no veía nada y lo único que sentí es que el puma salto de la otra parte -la oscuridad y el miedo simplemente multiplicaban las sensaciones, yo no entendía donde estaba el animal! No lo podía creer y me decía…¡no puede ser, no me puede estar pasando esto¡ - y como de instinto y recordando a Don Machula (asi le llamaban a un honorable anciano que trabajaba en el Lodge y que siempre me contaba sus historias) quien me enseño que si un día sucedía, debería buscar siempre reparo de nuestra espalda en el árbol y nunca, nunca correr: ese es el peor error, pues es allí que nos convertimos en presa y si es así no tenemos posibilidad de sobrevivir a un ataque. Así lo hice, me apoye con decisión contra un árbol que sentí cerca, el machete en mano y todas esas sensaciones y ruidos que me atormentaban. Nuevamente sentí el silencio de la foresta, solo sonidos de insectos y aves, y me dije ~tengo que conseguir luz nuevamente, espero no sea la lámpara, si la batería era casi nueva!!? Pero menos mal siempre llevaba una batería de reserva así que con una sola mano busque la batería en la mochila que llevaba en la espalda, la encontré y comencé a cambiar la batería de mi linterna de cabeza. Nuevamente escuchaba ruidos que provenían de todas partes, no podía identificar la dirección de donde provenían y eso me desesperaba. A un cierto punto nuevamente el silencio volvía, el ruido regresaba y yo movía la cabeza para tratar de reconocer o seguir la dirección de donde provenía, en eso veo dos puntos tan intensos como el fuego, ellos estaban a dos o tres metros de mi, eran del color de la mecha de la vela cuando uno sopla y esta a punto de apagarse, de un color naranja intenso que aun ahora me causa impresión.
La bestia estaba delante mío y como todo gato estaba acobachado como para saltar, la expresión: “vi toda mi vida y familia pasar delante mío” creo que es cierta, la vi en ese instante. Fueron segundos que duraron una eternidad, sin la posibilidad de sentir nada mas, yo ya no sentía el respirar, estaba pronto a morir. Me aferre del machete con mis dos manos y apoye la empuñadura contra mi pecho, pensé ~si esta bestia me salta encima al menos moriremos ambos! ~repentinamente esa luz de sus ojos destello velozmente un par de veces y con un gran ruido desapareció entre los arbustos en plena oscuridad, de pronto sentí una fuerza extraordinaria y recordando al viejo Machula empecé a hacer ruido y golpear alrededor mío con el machete, no se cuanto ni por cuanto tiempo pero acabe totalmente agotado. Una vez en mi, pensé en la linterna y con una sola mano fui capaz de sustituir la batería de la linterna, y finalmente se hizo la luz! Que sensación de alegría indescribible! - podía ver nuevamente y con ello la esperanza de seguir mi camino hacia mi bote. Volteando la cabeza en diferentes direcciones para encontrar el trecho a seguir escuche un ruido fuerte nuevamente, esta vez me apoye mejor en el árbol y de allí dando pasos cortos y siempre buscando cubrir mis espaldas, seguí avanzando, no puedo decir por cuanto tiempo camine hasta llegar finalmente a la orilla de la cocha donde deje atado mi bote, deshice el nudo y de un solo salto subí en el, comencé a remar muy fuertemente por unos metros y me encontré en medio a la cocha, era bellísima, con una luna espectacular, las estrellas y el agua que resplendian, no podía creer que después de ese incubo ahora estaba sano y salvo viajando hacia la seguridad del Lodge. Continúe remando pero sentía que las fuerzas me traicionaban, se me hacia cada vez mas pesante, me dolían las manos y me daba vueltas la cabeza pero tenia que llegar! De lejos vi una luz, era la luz de la cocina que estaba cerca al pequeño muelle y mientras me acercaba trate de gritar para pedir ayuda pero no podía, no tenia fuerzas, en ese instante vi una luz de linterna, era mi colega la bióloga que vio la luz en la cocha y vino a recibirme. Todos estaban muy preocupados y me dijo y que habían decidido salir a buscarme. Apenas me ayudo a salir del bote caí de rodillas sin fuerza alguna para levantarme, ella me abrazo y le conté lo que me sucedió. Vinieron los demás y me llevaron a la cocina, ahí me dieron un calmante y el viejo Machula me dio un vaso lleno de vodka, me dijo~ bebe, esto si te ayudara a dormir.! Recuerdo que me llevaron a mi cuarto y dormí como nunca antes en mi vida. Me despertaron por la mañana para desayunar y contarles lo ocurrido.
Estuve dos días sin hacer nada, era como un zombie, caminaba y me parecía ver las cosas con otra luz, mas hermosas, todo era especial. Por la noche el viejo Machula durante la cena, conto historias de turistas que murieron en la selva y también indígenas que tuvieron accidentes, creo que quería darme coraje, y al final me dijo~ ¡hemos decidido de acompañarte mañana, seremos en total siete personas, para ayudarte pero sobre todo para recorrer contigo los sitios donde estuviste pues si no superas el miedo de volver “adentro” solo, no podrás volver nunca mas! Tenia miedo, era tan reciente, pero acepte porque necesitaba culminar mi trabajo y mi tesis.
A la mañana siguiente partimos temprano y todos hacían bromas respecto a lo ocurrido, llegamos al otro lado de la cocha y dejamos el bote. El viejo Machula encabezaba el grupo y comenzamos el recorrido, a un cierto punto después de casi 25 minutos encontró unas huellas, eran frescas, dijo “si, eran de un par de días, era un Puma macho, adulto”. y también vio mis huellas, me dijo “estabas casi corriendo y parecías un borracho!” Y todos nos echamos a reír. Seguimos caminando y el levanto la mano, todos nos quedamos en silencio, y con una voz potente me llamo. Me acerque y me quede sorprendido, parecía que un tornado había pasado por ese punto. Tantas huellas de machete sobre los troncos de los arboles, tantas ramas y hojas destruidas, ¡había sido yo! Ahí reconocimos el árbol donde me apoye, tenia unas gotas de sangre que provenían de mi espalda al fregar la superficie rugosa del tronco, el podía ver cuanta presión hubo de mis botas en el terreno, me pidió que le muestre como me apoye, lo hice, y allí como un sueno volví a ver esas imágenes de desesperación en mi mente, y reconstruyendo vimos donde estaba acobachado el puma, buscamos mas huellas y, prácticamente me dijo ~el te estuvo por atacar mas de una vez, habían huellas suyas por todos lados, el estaba siempre rondando en círculos, buscando el momento preciso, pero por mis movimientos, nunca tuvo la posibilidad, el punto mas cercano fue cuando vi sus ojos y estaba solo a un metro de mi posición! --yo estaba temblando nuevamente. Don Machula me dijo: ¡ese maldito te queria comer!, ¡menos mal no le diste la espalda y comenzaste a correr! En ese instante me puse casi a llorar y le agradecí por todos sus consejos, consejos del “viejo” que algunos consideran repetitivos o hasta aburridos pero que a mi me salvaron la vida.
Fuimos hasta la ccolpa y me ayudaron a rehacer las trampas de arena y controlar las huellas dejadas por los animales, cerca de allí, decidimos comer algo y regresamos al Lodge. Al dia siguiente tuve que volver solo y lo hice sin miedo, esta vez controlando muy bien mis tiempos y mucho mas atento que antes.
Al acabar mi periodo de seis meses en la selva del Manu, zona del Peru, estaba en un pequeño bimotor de regreso al Cusco y mientras trataba de descansar no pude no hacer caso a un dialogo entre guías que también regresaban y se contaban ¡la historia de un “famoso” biólogo que se había enfrentado a un puma y que había sobrevivido! --nunca nadie mas escucho de el, donde se había ido o si se había quedado en la Selva.
La primera parte de mi día comenzaba con el atravesar la “cocha” (lago que deja el rio al cambiar su curso) con una pequeña canoa de servicio a los trabajadores, eran al menos unos 40 minutos que se necesitaba de viaje para llegar al extremo mas alejado, de allí comenzaba una caminata en el monte de casi 2 horas hasta llegar al punto donde se encontraba la zona de estudio, “la ccolpa”. Este era un punto excavado por el rio y que al cambiar de curso dejo abierto una superficie de minerales de los cuales muchos animales de la jungla se alimentaban, estos sirven para limpiar sus organismos de la gran cantidad de taninos que contiene su dieta, podemos decir una especie de laxante natural.
Estos sitios son muy conocidos y estudiados sobre todo en el Africa, parte fundamental de la dieta de elefantes. En Sur América muy conocidas son las Ccolpas de Guacamayos, pero hasta ese entonces poco se sabia de otros animales que usaban estos minerales en su dieta y esta era la razón de mi interés y como objeto de estudio en mi tesis. El lugar se encontraba en una pequeña colina con cuatro puntos precisos para acceder a dicha ccolpa pero rodeado con grandes arbustos y arboles de media dimensión, la ccolpa estaba casi siempre húmeda porque había un pequeño orificio de donde discurría el agua de la profundidad del suelo, que en la foresta es muy acido por la cantidad de hojas y plantas en descomposición. Apenas llegaba al sitio, me dedicaba a documentar las características diarias del terreno, medir y fotografiar las huellas de los animales que estuvieron allí presumiblemente por la noche como los tapires o al atardecer como venados, ardillas, diferentes especies de palomas y otras aves, los chanchos de monte y el mas interesante, el “spider monkey” o mono araña, de gran importancia en la biodiversidad de la foresta amazónica, pues es uno de los pocos que mantiene una dieta variadísima a lo largo del año y por consiguiente un factor fundamental para incrementar la dispersión de las semillas en grandes áreas de foresta cuando defeca.
Ese día estaba transportando la arena húmeda desde la orilla del rio en un saquillo de rafia hacia el inicio de cada punto de acceso para preparar trampas de arena, que servían para capturar las huellas de los animales que pasaban por allí para alimentarse de la ccolpa, pues en la misma ccolpa eran irreconocibles por la cantidad de actividad. Mientras me encontraba preparando la segunda trampa de arena, un frenético ruido de dientes que crujían me hizo saltar hacia el árbol mas cercano y treparlo con celeridad. Era un grupo de pecaríes que pasaban por allí y que cuando tiene miembros jóvenes suelen ser muy agresivos con lo que se les cruza por su camino, el grupo de al menos 20 estuvieron comiendo pequeños brotes de plantas y casi destrozaron mi mochila. Evidentemente la caja metálica donde llevaba mis galletas no les agradaba, después de casi media hora comenzaron a moverse y desaparecieron en la foresta. Mis trampas estaban completamente destruidas, así que tuve que traer mas arena y rehacer todo desde el principio ya que no podía dejarlo todo así pues al día siguiente no tendría datos para recolectar. Yo sabia que era tarde pero mis deseos de obtener mas datos me obligaron a tomar una decisión crucial que cambiaría el rumbo de los acontecimientos, y así decidí quedarme a completar las cuatro trampas. Cuando acabe sentí una sensación de satisfacción y alegría pero inmediatamente tuve conciencia de la realidad y me di cuenta que era tarde, y por tarde quiero decir las 5 pm. Lamentablemente cuando uno esta en la jungla vista la cantidad de vegetación que cubre el cielo y la disminución de luz, a esa hora comienza ya a oscurecer y tratar de caminar por la noche no es aconsejable porque nuestros ojos y sentidos no están habituados a ello, pocas especies y sobre todo predadores salen a cazar y alimentarse de noche.
Prepare la mochila, no tuve tiempo ni para comer, la única cosa que pude hacer fue meterme un dulce de limón en la boca y comenzar mi marcha de regreso hacia la canoa, que en condiciones normales de luz se encontraba a dos horas de distancia a buen paso, obviamente estaba corriendo contra el reloj.
Con paso acelerado al inicio y luego casi corriendo, tomando en cuenta siempre donde pisaba seguía el camino, en un momento tuve que parar para ponerme la linterna en la cabeza y así poder acelerar aun mas en mi recorrido. El machete en la mano derecha me ayudaba a eliminar ramas caídas o apoyarme en las salidas empenativas. Ahí, en medio de mi plena frenesia, siento el impacto de algo grande y pesante a unos metros de distancia, alzo la mirada y me doy con un espectáculo que me dejo congelado, era un puma, de un color anaranjado fuertísimo, había apenas saltado hacia el tronco de un árbol caído y me observaba con esos enormes ojos, ese instante duro para mi toda una eternidad- y a un cierto punto la luz de mi linterna de cabeza desaparece!..Estaba completamente obscuro, no veía nada y lo único que sentí es que el puma salto de la otra parte -la oscuridad y el miedo simplemente multiplicaban las sensaciones, yo no entendía donde estaba el animal! No lo podía creer y me decía…¡no puede ser, no me puede estar pasando esto¡ - y como de instinto y recordando a Don Machula (asi le llamaban a un honorable anciano que trabajaba en el Lodge y que siempre me contaba sus historias) quien me enseño que si un día sucedía, debería buscar siempre reparo de nuestra espalda en el árbol y nunca, nunca correr: ese es el peor error, pues es allí que nos convertimos en presa y si es así no tenemos posibilidad de sobrevivir a un ataque. Así lo hice, me apoye con decisión contra un árbol que sentí cerca, el machete en mano y todas esas sensaciones y ruidos que me atormentaban. Nuevamente sentí el silencio de la foresta, solo sonidos de insectos y aves, y me dije ~tengo que conseguir luz nuevamente, espero no sea la lámpara, si la batería era casi nueva!!? Pero menos mal siempre llevaba una batería de reserva así que con una sola mano busque la batería en la mochila que llevaba en la espalda, la encontré y comencé a cambiar la batería de mi linterna de cabeza. Nuevamente escuchaba ruidos que provenían de todas partes, no podía identificar la dirección de donde provenían y eso me desesperaba. A un cierto punto nuevamente el silencio volvía, el ruido regresaba y yo movía la cabeza para tratar de reconocer o seguir la dirección de donde provenía, en eso veo dos puntos tan intensos como el fuego, ellos estaban a dos o tres metros de mi, eran del color de la mecha de la vela cuando uno sopla y esta a punto de apagarse, de un color naranja intenso que aun ahora me causa impresión.
La bestia estaba delante mío y como todo gato estaba acobachado como para saltar, la expresión: “vi toda mi vida y familia pasar delante mío” creo que es cierta, la vi en ese instante. Fueron segundos que duraron una eternidad, sin la posibilidad de sentir nada mas, yo ya no sentía el respirar, estaba pronto a morir. Me aferre del machete con mis dos manos y apoye la empuñadura contra mi pecho, pensé ~si esta bestia me salta encima al menos moriremos ambos! ~repentinamente esa luz de sus ojos destello velozmente un par de veces y con un gran ruido desapareció entre los arbustos en plena oscuridad, de pronto sentí una fuerza extraordinaria y recordando al viejo Machula empecé a hacer ruido y golpear alrededor mío con el machete, no se cuanto ni por cuanto tiempo pero acabe totalmente agotado. Una vez en mi, pensé en la linterna y con una sola mano fui capaz de sustituir la batería de la linterna, y finalmente se hizo la luz! Que sensación de alegría indescribible! - podía ver nuevamente y con ello la esperanza de seguir mi camino hacia mi bote. Volteando la cabeza en diferentes direcciones para encontrar el trecho a seguir escuche un ruido fuerte nuevamente, esta vez me apoye mejor en el árbol y de allí dando pasos cortos y siempre buscando cubrir mis espaldas, seguí avanzando, no puedo decir por cuanto tiempo camine hasta llegar finalmente a la orilla de la cocha donde deje atado mi bote, deshice el nudo y de un solo salto subí en el, comencé a remar muy fuertemente por unos metros y me encontré en medio a la cocha, era bellísima, con una luna espectacular, las estrellas y el agua que resplendian, no podía creer que después de ese incubo ahora estaba sano y salvo viajando hacia la seguridad del Lodge. Continúe remando pero sentía que las fuerzas me traicionaban, se me hacia cada vez mas pesante, me dolían las manos y me daba vueltas la cabeza pero tenia que llegar! De lejos vi una luz, era la luz de la cocina que estaba cerca al pequeño muelle y mientras me acercaba trate de gritar para pedir ayuda pero no podía, no tenia fuerzas, en ese instante vi una luz de linterna, era mi colega la bióloga que vio la luz en la cocha y vino a recibirme. Todos estaban muy preocupados y me dijo y que habían decidido salir a buscarme. Apenas me ayudo a salir del bote caí de rodillas sin fuerza alguna para levantarme, ella me abrazo y le conté lo que me sucedió. Vinieron los demás y me llevaron a la cocina, ahí me dieron un calmante y el viejo Machula me dio un vaso lleno de vodka, me dijo~ bebe, esto si te ayudara a dormir.! Recuerdo que me llevaron a mi cuarto y dormí como nunca antes en mi vida. Me despertaron por la mañana para desayunar y contarles lo ocurrido.
Estuve dos días sin hacer nada, era como un zombie, caminaba y me parecía ver las cosas con otra luz, mas hermosas, todo era especial. Por la noche el viejo Machula durante la cena, conto historias de turistas que murieron en la selva y también indígenas que tuvieron accidentes, creo que quería darme coraje, y al final me dijo~ ¡hemos decidido de acompañarte mañana, seremos en total siete personas, para ayudarte pero sobre todo para recorrer contigo los sitios donde estuviste pues si no superas el miedo de volver “adentro” solo, no podrás volver nunca mas! Tenia miedo, era tan reciente, pero acepte porque necesitaba culminar mi trabajo y mi tesis.
A la mañana siguiente partimos temprano y todos hacían bromas respecto a lo ocurrido, llegamos al otro lado de la cocha y dejamos el bote. El viejo Machula encabezaba el grupo y comenzamos el recorrido, a un cierto punto después de casi 25 minutos encontró unas huellas, eran frescas, dijo “si, eran de un par de días, era un Puma macho, adulto”. y también vio mis huellas, me dijo “estabas casi corriendo y parecías un borracho!” Y todos nos echamos a reír. Seguimos caminando y el levanto la mano, todos nos quedamos en silencio, y con una voz potente me llamo. Me acerque y me quede sorprendido, parecía que un tornado había pasado por ese punto. Tantas huellas de machete sobre los troncos de los arboles, tantas ramas y hojas destruidas, ¡había sido yo! Ahí reconocimos el árbol donde me apoye, tenia unas gotas de sangre que provenían de mi espalda al fregar la superficie rugosa del tronco, el podía ver cuanta presión hubo de mis botas en el terreno, me pidió que le muestre como me apoye, lo hice, y allí como un sueno volví a ver esas imágenes de desesperación en mi mente, y reconstruyendo vimos donde estaba acobachado el puma, buscamos mas huellas y, prácticamente me dijo ~el te estuvo por atacar mas de una vez, habían huellas suyas por todos lados, el estaba siempre rondando en círculos, buscando el momento preciso, pero por mis movimientos, nunca tuvo la posibilidad, el punto mas cercano fue cuando vi sus ojos y estaba solo a un metro de mi posición! --yo estaba temblando nuevamente. Don Machula me dijo: ¡ese maldito te queria comer!, ¡menos mal no le diste la espalda y comenzaste a correr! En ese instante me puse casi a llorar y le agradecí por todos sus consejos, consejos del “viejo” que algunos consideran repetitivos o hasta aburridos pero que a mi me salvaron la vida.
Fuimos hasta la ccolpa y me ayudaron a rehacer las trampas de arena y controlar las huellas dejadas por los animales, cerca de allí, decidimos comer algo y regresamos al Lodge. Al dia siguiente tuve que volver solo y lo hice sin miedo, esta vez controlando muy bien mis tiempos y mucho mas atento que antes.
Al acabar mi periodo de seis meses en la selva del Manu, zona del Peru, estaba en un pequeño bimotor de regreso al Cusco y mientras trataba de descansar no pude no hacer caso a un dialogo entre guías que también regresaban y se contaban ¡la historia de un “famoso” biólogo que se había enfrentado a un puma y que había sobrevivido! --nunca nadie mas escucho de el, donde se había ido o si se había quedado en la Selva.